Carlos Ghosn, presidente de la alianza Renault-Nissan confirmó a la prensa durante su encuentro con la presidente brasilera Dilma Rouseff el pasado sábado que construirán una planta de producción en Resende, Río de Janeiro. También anunció que ampliarán la fábrica ubicada en São José dos Pinhais, Paraná porque “los márgenes de ganancia de Nissan en Brasil están un poco por debajo de la media mundial y los de Renault, un poco por encima. Por eso queremos ofrecer más productos. Cuanta más capacidad de producción tengamos en Brasil, más razonables serán los precios que se ofrecerán al consumidor”.
Actualmente, en el país carioca las encuestas revelan que hay 250 vehículos por cada mil habitantes, menos de la mitad de lo que se registra en Europa y apenas un tercio de lo que señalan los índices norteamericanos. Por eso, con el objetivo de saltar de un 6 al 15 por ciento en la participación de la economía nacional ambas empresas inyectarán en las obras entre 800 y 1500 millones de dólares que llevarán la producción a 300 mil autos anuales. Casi 100 mil más de los que actualmente sacan al mercado.
“Brasil, para Renault, será el segundo mercado detrás de Francia. Para Nissan, será un desarrollo a futuro», continuó Ghosn, que luego destacó el hecho de que Nissan, al construir los vehículos con el 65 por ciento de las autopartes fabricadas en Brasil, evitará el aumento de 30 puntos porcentuales del Impuesto a Productos Industrializados, establecido en septiembre para reducir la ola de importaciones proveniente de Asia. «China reclama 95% e India 90%. La exigencia de Brasil es razonable para nosotros», concluyó.
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