Nació como respuesta a Ferrari luego de una negociación que no prosperó, pero terminó convirtiéndose en una leyenda de las pistas y uno de los autos más recordados de las 24hs de Le Mans, competencia en la que arrasó logrando tres títulos seguidos.
Dicen que a veces la realidad supera la ficción, y para fines de los 60 seguramente ni al mejor cineasta se le hubiese ocurrido una película como la del nacimiento del Ford GT40, que detrás de su intachable performance deportiva, adjudicándose tres victorias consecutivas en las míticas 24 horas de Le Mans, guarda una historia de traición y venganza.
Durante la década del 60, Ford ya era una potencia automotriz consagrada. Sus productos se vendían bien en casi todos los mercados en los que se comercializaban y el gigante de Detroit estaba en constante crecimiento. Por el contrario, al otro lado del mundo, la situación de Ferrari era alarmante, a pesar de los logros en la competición, la marca del cavallino rampante estaba sumergida en medio de una crisis, la cual hacía peligrar su existencia.
Henry Ford II -nieto del fundador de la marca del óvalo- se había enterado del mal momento de los italianos, por lo que quiso aprovechar la situación e inició las negociaciones para adquirir Ferrari, algo que contó con el apoyo del mismísimo Don Enzo, su fundador, al menos en un principio… Cuando todo estaba prácticamente encaminado, Enzo no soportó que su empresa fuera a parar a manos americanas y terminó fusionándose con Fiat, que finalmente logró sacarla de la crisis y mantenerla en su país.
Tremendo desplante enfureció a Ford y decidió vengarse de Ferrari en el terreno donde más le doliera, es decir, la competición, por lo que preparó su desembarco en las carreras de resistencia, algo que estaba en los deseos de la marca pero que todavía no había podido concretar. Así fue que se asociaron con Lola para el desarrollo del chasis y en un primer momento, con John Wyer, que había sido jefe del equipo Aston Martin, quien se encargaría de la motorización. Los primeros GT40, llamados así por Gran Turismo más el número que indica su altura en pulgadas (40” = 1.016 metros), no lograron un buen desempeño tras quedar fuera de carrera al verse involucrados en distintos accidentes y con problemas en los impulsores de 256 y 289 pulgadas cúbicas que utilizaron en su debut.
Pero la historia iba a cambiar con la incorporación al equipo de Carroll Shelby, que también tenía cierto rencor con Ferrari por haber cortado con sus triunfos en la Serie GT. Shelby instaló en el GT40 el bestial V8 427 del Cobra y con la experiencia adquirida en 1964 y 1965, Ford empezó a dominar las carreras, cortando con la supremacía del cavallino que llevaba cinco años de triunfos consecutivos. Durante la edición de 1966 de Le Mans la ventaja fue tal que el equipo norteamericano ordenó a sus pilotos que aminoraran la marcha para que los tres GT40 llegaran juntos a la meta. A partir de allí, año tras año los Ford continuaron en la cima de las 24 horas, incluso en el 69 con el cambio de reglamento, hasta que surgió otro modelo legendario, el Porsche 917, pero esa ya es otra historia… La venganza de Ford hacia Ferrari finalmente se había concretado y habían logrado humillar a la afamada casa de deportivos en su propio juego.
SUS PREDECESORES:
En 1990 Ford presentó el GT90 Concept, un superdeportivo equipado con un motor V12 y 720CV, que en teoría podía llegar a los 409 km/h pero que nunca llegó a la línea de producción. Si bien fue sólo un prototipo, su diseño anticipó el estilo New Edge, anterior al Kinetic Design y que fue aplicado a toda la gama, desde el Ka hasta el Mondeo.
Durante 2005, a modo de celebración por su centenario, la marca del óvalo presento el GT, una actualización del histórico GT40, que copiaba casi todas sus líneas pero con un toque moderno y homologado para calle. Utilizaba un V8 de 550 CV con el que alcanzaba los 320km/h y fueron producidas alrededor de 4038 unidades.
En el Salón del Automóvil de Detroit de 2016 fue presentada la segunda generación del GT, del que toma solamente los trazos básicos ya que apunta principalmente hacia el futuro. También es novedosa su motorización, que no recurre al clásico V8, sino a un V6 de 600 CV. Este nuevo GT ya debutó exitosamente en LeMans, lo que marca que a pesar de haber sido completamente reinterpretado, el ADN ganador sigue vivo.
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