Por Gonzalo Di Gregorio
Fotos: Omar Rojas
Motor y manejo
La postura de manejo puede adaptarse a gusto y piacere del conductor de turno, ya que la columna de dirección regula en altura y profundidad y los grandes asientos delanteros (de cuero ecológico) cuentan con ajuste eléctrico, pero sin memorias. A la hora de arrancar el impulsor mediante el botón de encendido sorprende gratamente la insonorización, que es excelente para neutralizar tanto los ruidos provenientes de la banda de rodadura o el viento como la rumorosidad del motor a cualquier régimen. Ésta es posible gracias al triple burlete del capot y las aberturas, que recubre la parte inferior de las puertas (que envuelven la zona inferior del chasis y ayudan a no mancharse los pantalones al subir o descender) además de contornear el perímetro interior y exterior de las mismas.
El citado propulsor es un desarrollo propio del Grupo Great Wall. Se denomina 2.0 GDIT (que la “D” no confunda: se trata de un naftero) y gracias a la asistencia de un turbo eroga 190 CV, que galopan con mayor ímpetu a media y alta velocidad. Su entrega de potencia permite estabilizar el motor apenas por encima de las 2.000 vueltas para circular a 100 km/h de tablero.
En las partidas detenidas, en cambio, los 315 Nm. de torque (liberados entre las 2.000 y 3.600 rpm) generan un sacudón repentino cuando se apreta con ganas el acelerador, ya que en aquella situación se pone de manifiesto su porte, que hace las veces de ancla con sus 1.800 kilos. Una vez superada la inercia inicial, sin embargo, el matrimonio de motor y caja (una automática de doble embrague, con seis desmultiplicaciones y levas al volante) se entiende a la perfección y brinda pasos de cambio casi imperceptibles en el tránsito cotidiano, tanto en modo “Deporte” (en el que se registra enérgicamente el endurecimiento de la dirección) como Eco.
La amortiguación acompaña el planteo del resto del vehículo, ya que las suspensiones están lejos de ser blandas pero tampoco se sienten excesivamente deportivas. Las mismas consagran un buen confort de marcha que apenas se resentirá si se circula por caminos secundarios (vale resaltar que sólo se distribuye con tracción simple) o al sobrepasar reductores de velocidad, que nos recuerdan que el H6 Coupe calza aros de 19” y cubiertas Cooper Tires de perfil bajo que, naturalmente, transmiten más imperfecciones que unas de mayor balón. A la hora de doblar, dicha puesta a punto evita los rolidos de gran escala, aunque el bamboleo esperable de un SUV con sus características dirá presente si la exigencia al virar es demasiado elevada.
El único punto a reveer de este subtítulo lo constituye, a nuestro criterio y agrado, el tacto del pedal de freno. Éste presenta un primer recorrido muy esponjoso y obliga a hacer un poco de fuerza para encontrar las detenciones más eficaces.
Conclusión
Como sostuvimos al inicio, hace un buen tiempo que la manufactura del gigante asiático puede adaptarse para fabricar productos con la calidad que se demande y los costos que se deseen asumir. Y como esta alternativa Dignity no repara en equipamiento, su precio no resulta significativamente inferior al de sus principales rivales, que pueden perder contra el Haval en cuanto a elementos de confort.
De esta manera, dicho utilitario deportivo juega mano a mano versus el Hyundai Tucson, el Ford Kuga (sus principales competidores, según la firma), el Sportage de Kia o su coterráneo, el Geely Emgrand X7 Sport, sólo por nombrar a algunos. El poder que logre Car One para persuadir al público argentino, entonces, será el que defina el resultado.
Precio
Haval H6 Coupe Dignity $1.263.817
Garantía de 3 años o 100.000 kilómetros
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