Condujimos la última actualización del chico de Ford, que adopta un rediseño y un nuevo sistema multimedia para seguir vigente a ocho años de su estreno.
Texto y fotos: Gonzalo Di Gregorio
Fue un impacto, lo recuerdo bien. El lanzamiento del Fiesta Kinetic Design provocó un temblor en todo el mercado de autos pequeños. El año 2010 se acercaba a diciembre y Ford pateó el tablero con la presentación de un modelo que le sacaba varios cuerpos de ventaja a sus rivales directos. Contaba con la calidad de fabricación mexicana (esa misma versión se vendía en Estados Unidos y Canadá), poseía un inédito listado de seguridad de serie para el Segmento B (siete airbags, ABS y controles de estabilidad y tracción) y era uno de los mejores exponentes del lenguaje de diseño que tantas alegrías le dio al óvalo.
En una industria que devela nuevos productos (casi) a cada semana, pocas veces se marcan hitos como el que supo gestar la actual evolución del Fiesta, que a exactos ocho años de su inauguración sigue dando pelea con dos restylings a cuestas, un cambio de procedencia (llega desde Brasil) y mejoras tecnológicas, que le otorgan una bocanada de aire fresco junto a la flamante trompa.
Exterior
Todavía se sigue beneficiando de la creatividad y el buen gusto de aquella estética original, que en un envase contenido reunió líneas que gustaron en todo el mundo y fueron retomadas por la generación siguiente, que arribó a Europa hace dos años. Por eso fue que tanto el actual restyling como el anterior (reconocido por su trompa estilo Aston Martin) casi no exhibieron cambios en la parte posterior y mantuvieron gran parte del frontal.
Con respecto a la precedente, la actualización de principios de este año incorpora una distinta parrilla con cromados puntuales para sumarse a una facha ya vista en otros vehículos. Asimismo, el paragolpes también adopta un aplique espejado en L que acompaña a los rompenieblas de nuevo formato.
En el remate, por otra parte, apenas fueron retocadas las ópticas (cambió su distribución interna, como ocurrió con las delanteras) y el plástico decorativo del bumper trasero. Las llantas también son de diferente boceto, ya que la configuración probada (Titanium AT) luce unas atrayentes multirayos de 16” que muestran menos radios que las previas.
Interior y equipamiento
Comencemos por la novedad principal para las versiones SE y superiores: el sistema multimedia táctil con Sync3. Esta pantalla de 6,5” (que se refugia debajo de un simpático parasol) sustituye a las teclas de la fase anterior y abarca Android Auto y Apple CarPlay, por lo que el Fiesta 2018 gana en conectividad. También cuenta con navegador (sólo en las tope de gama), control por voz, y desde las variantes SE Plus proyecta las imágenes emitidas por la cámara trasera, de ángulo muy picado. Dichas tomas se complementan siempre con los sensores traseros, pero entre las exclusividades de las Titanium se encuentra al control de velocidad crucero, el arranque y la apertura sin llave, las luces de acompañamiento “Follow me home” y los detectores de lluvia y crepúsculo.
Cabe destacar, entonces, que en la actualidad se ofrecen siete terminaciones de equipamiento, aunque la primera reflexión que llegó a mi cabeza tras subirme es válida para todas, y se trata de una crítica histórica. Por dentro el espacio es justo, por eso en las plazas delanteras todo queda al alcance de nuestros brazos, aunque sin ser incómodo.
Atrás, en cambio, una familia tipo podrá lamentar el reducido espacio para las piernas, que rozarán con las butacas delanteras de eco cuero si pertenecen a adolescentes o adultos de tamaño promedio. Quienes viajen allí, además, tendrán que arreglárselas con un respaldo chico y bajo que pierde en comodidad contra sus rivales más modernos. En contrapartida, el tamaño del baúl es correcto para la categoría y el acceso al habitáculo es simple.
La plancha de instrumentos, por otro lado, no contempla ningún cromado pero sigue siendo de diseño agradable al igual que el tablero, que incluye un antiguo display que nos recomendará cuándo subir de cambio si activamos el paso secuencial.
La segunda parte, desde mañana.
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