Probamos el nuevo hatchback que la marca japonesa lanzó para cubrir la brecha entre el Etios y el Corolla. Importado de Tailandia, sobresale por su equilibrado comportamiento, mecánica eficaz y habitabilidad, pero con una dotación de equipamiento justa para su precio.
Hay muchos conceptos de la filosofía japonesa como el kaizen (mejora continua) o la paciencia y perseverancia, que varias automotrices implementan a diario, logrando así el tan ansiado éxito y respeto de sus competidores. Una de esas compañías es Toyota. Por eso, aunque parezca que la firma nipona llega después a diversos nichos de mercado, lo hace a paso firme y con cada detalle muy bien estudiado.
Desde hace décadas, el segmento B y B+ es uno de los más populares de nuestro mercado. Para competir en el primero, Toyota incorporó a su gama al Etios, que año tras año fue ganándose su lugar y ahora forma parte del top five de ventas. Para la segunda categoría, recientemente sumó al Yaris, un modelo global pero que cuenta con dos variantes, la europea (como el del WRC) y la asiática, que también se comercializa en varios países de América Latina. Esta no es ninguna jugada al azar: de tener una buena aceptación, el hatchback –o su versión sedán, el Vios- podría fabricarse en la región. Por lo que una vez más, se trata de una apuesta a largo plazo.
Luego de su presentación oficial (en octubre del año pasado), evento en el que pudimos dar una vuelta como para tener una primera impresión, llegó el turno de evaluarlo más minuciosamente y manejarlo durante una semana. Esta es nuestra opinión:
Diseño:
Sobrio, pero atractivo. Trazos rectos, superficies limpias… una estética típicamente Toyota: no sorprende por sus líneas pero gusta a la gran mayoría. Como detalles particulares, llaman la atención el trapecio que dibujan los listones negros en el paragolpes delantero, que unen la parrilla con la toma de aire, y el aplique –también de ese color-, que se extiende desde la ventanilla trasera hasta la luneta y los faros en forma de C, el sector con más personalidad del Yaris. La unidad que nos tocó probar lucía un muy agradable color Gris Azulado, tonalidad que acentúa ese aire oriental (se me vienen a la mente varios autos japoneses de los 80 con una pintura similar). Además, se ofrecen otros 7 colores, desde un tradicional Gris Plata hasta un radiante Naranja Metálico.
Interior:
Puertas adentro, se repite la fórmula del exterior: estética moderna y sobria, con varios apliques símil laca de piano y aluminio que le dan una apariencia más jerarquizada respecto al Etios. A diferencia de este, posee un instrumental analógico (sin medidor de temperatura, sólo con una luz testigo que se enciende cuando el motor está frío o levanta temperatura), con velocímetro, tacómetro, nivel de combustible y un display para la computadora de a bordo. El volante se regula únicamente en altura y desde el mismo se puede comandar el equipo de audio.
En el centro del tablero se ubica la pantalla táctil del sistema multimedia -tipo Tablet- de 7 pulgadas. Es fácil de manipular pero tarda varios segundos en quedar completamente operativa. Cuenta con bluetooth, función Mirror Link (que refleja las aplicaciones y contenido de un Smartphone), puerto USB y lector de CD/MP3/SD (para acceder a estos últimos hay que rebatir la pantalla), aunque carece de navegador, un ítem que sí está presente en la versión tope de gama de su hermano menor. Por debajo se encuentran los mandos del aire acondicionado/calefacción (manual), de muy buen funcionamiento, y una toma de 12V.
La calidad de los plásticos y terminaciones son un punto a destacar, siendo uno de los referentes del segmento en este sentido. Si bien no posee superficies recubiertas en plástico blando, los bordes del tablero tienen un relieve que simula una costura, como si estuviese revestido en cuero. Además, dispone de numerosos portaobjetos: en las puertas, en la consola central, una pequeña gaveta del lado del conductor y un posavasos del lado del acompañante -ambos ocultos debajo de las salidas de aire- y una amplia guantera (sin luz, ni cerradura).
Párrafo aparte para la habitabilidad, una de las mayores virtudes de este Yaris. Las plazas delanteras son espaciosas, las butacas –de tela, con un entramado con líneas rojas- poseen doble regulación (longitudinal y de inclinación del respaldo) y brindan una muy buena sujeción lateral. Pasando al sector trasero, el espacio disponible es realmente generoso, tanto para las rodillas como la altura libre al techo. Otra característica que ayuda a que la plaza central trasera resulte más cómoda para un eventual quinto pasajero, es que el piso es completamente plano en ese sector. Por su parte, la capacidad del baúl también es muy amplia, con 326 litros.
Equipamiento:
Aparte de lo ya mencionado, el listado de equipamiento se completa con apertura eléctrica del portón trasero, levantavidrios (4) y espejos eléctricos, asiento trasero rebatible (6:4), cierre centralizado con mando a distancia, sensores de estacionamiento traseros y llantas de aleación de 15 pulgadas. Bastante discreto, teniendo en cuenta que muchos de sus competidores ofrecen climatizador automático, control de velocidad crucero, techo corredizo, etc. En contraste, un ejemplo a imitar por muchos vehículos del mismo o superior segmento: rueda de auxilio homogénea, incluso con llanta de aleación.
Seguridad:
En este aspecto, la dotación también resulta algo justa, aunque correcta: doble airbag, frenos con ABS y BA (Brake Assist), anclajes Isofix, cinturones inerciales en las 5 plazas y faros antiniebla traseros. Por su precio, podría incorporar control de estabilidad y más bolsas de aire.
Mecánica:
El Yaris aprovecha dos de los atributos más destacados de sus hermanos de marca: Del Etios toma su motor, el 2NR-FE de 1.5 litros de cilindrada y 16 válvulas con sistema de distribución variable Dual VVT-i, que desarrolla en este caso 107 CV y 140 Nm de torque; y del Corolla, su elogiada caja automática CVT, que en modo secuencial simula 7 marchas. Un conjunto que como explicaremos más adelante, le sienta de maravillas al hatchback tailandés.
En marcha:
Al volante del Yaris, lo primero que percibimos es el excelente tacto de la dirección, sumamente blanda en maniobras ajustadas y a baja velocidad, pero que va endureciéndose progresivamente a medida que la aguja del velocímetro empieza a subir. El matrimonio del motor con la transmisión automática CVT es, como mencionamos antes, uno de los puntos más destacables del auto: aceleraciones progresivas, suaves y sin patinamientos marcados. Está lejos de ofrecer un comportamiento deportivo –no es a lo que apunta-, aunque logra buenas prestaciones, como acelerar de 0 a 100 km/h en poco más de 10 segundos. A un ritmo normal en ruta (entre 110/120 km/h), el impulsor no supera las 2.800 rpm, manteniéndose bajo el consumo y el nivel de ruido. En ese sentido, también colabora la cuidada insonorización del habitáculo. En ciudad, consume algo más, pero está dentro de lo habitual en su segmento. Sí le haría falta un extra de capacidad al tanque, de sólo 42 litros.
Pasando a las suspensiones, cuentan con un muy buen equilibrio, un poco más firmes que en el Etios, lo que le da un mejor comportamiento dinámico y mayor estabilidad. Tanto en las atestadas calles céntricas como en autopistas, el Yaris resulta muy agradable de conducir. En detenciones, los frenos responden bien, en distancias normales y sin mostrar evidencia de fatiga.
Conclusión:
A $355.000, el Yaris es un auto que gusta por su diseño pero especialmente por el gran confort de marcha y espacio interior, sin olvidar el prestigio que Toyota ha ganado en todos los mercados donde se comercializa. Lo condiciona su precio, bastante elevado al tributar el impuesto extrazona (35%). Esa es la misma razón por la que no ofrece más variantes ni mayor equipamiento, para que su valor no se dispare y supere al del sedán mediano. Por el momento, no apunta a lograr un gran volumen de ventas, pero sí a sumar presencia en un segmento en el que la marca todavía no estaba. Si está buscando un auto más grande que el Etios, pero sin llegar al tamaño del Corolla, es una opción a tener en cuenta.
Detalles:
- Distinto: el tapizado del techo es de color negro, raro de ver pero no compromete la luminosidad del habitáculo.
- Util: parasoles con espejo y tapa.
- Sensible: en un par de oportunidades, la alarma sonó cuando un vehículo simplemente pasaba al lado del Yaris.
- Retro: el sistema multimedia, además de poder configurarse a través de la pantalla táctil o las teclas del volante, cuenta con control remoto.
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