Por Gonzalo Di Gregorio
Luego de presentarse en Brasil casi al mismo tiempo que en Europa, el lanzamiento del Polo se convirtió en uno de los más esperados ya que renovaría la oferta de Volkswagen en el Segmento B-Hatchback, compuesta hasta ese momento por un dúo de modelos de largo recorrido. Este nuevo cinco puertas, que forma parte de la sexta generación de este producto (en Argentina sólo conocimos a las variantes sedán de la tercera y la quinta evolución, que ahora es reemplazada el Virtus), comienza a despedir del mercado al Fox y se ubica por encima del Gol, aunque por debajo del Golf. Su propuesta retoma algunas fórmulas ya empleadas en estos últimos dos vehículos, y fue por ello que ambos debieron acotar sus portfolios para hacerle un espacio y evitar la superposición de configuraciones.
Diseño
Siempre dentro de los parámetros de esta firma y de la escuela de diseño alemana, que sostiene a la sobriedad como una de sus máximas, el Polo muestra una silueta atractiva y muy esculpida que toma a sus múltiples quiebres y nervaduras como una de sus señas más distintivas.
Lateralmente pueden observarse trazos bien acentuados que acompañan a una línea de cintura alta y ascendente, que le transmite deportividad al conjunto. Por otro lado, como todo germano clásico presenta una superficie vidriada reducida (que no perjudica la visión hacia el exterior) y abarca una tercera ventanilla que es clásica en la historia del modelo.
Su trompa luce la nueva identidad de marca de VW estrenada en el Arteon, que dibuja cierta abertura en forma de “v” e incorpora un ribete cromado en la parrilla que se extiende en la composición interna de los faros. Además, en el capot destacan con claridad los relieves que fueron desarrollados teniendo en cuenta a la integridad de los peatones en caso de accidente.
Ya en la parte trasera se aprecia cómo las líneas principales del perfil se continúan atravesando a las ópticas y delimitando a la luneta. Esto constituye un agradable detalle, pero la perspectiva posterior resulta ser la menos creativa de la carrocería y la más similar al Gol.
Interior / Equipamiento
En esta versión Highline las dos pantallas son las protagonistas centrales del habitáculo. Ambas se integran tanto estética como funcionalmente, ya que están unidas por una terminación en negro brillante y conectadas digitalmente, lo que posibilita el envío de información de un display a otro.
Hablamos del sistema multimedia Discover Media de 8” y del tablero completamente electrónico de 10,25”, denominado Active Info Display. Éste constituye toda una novedad en el segmento y despliega una gran cantidad de datos, que pueden exhibirse en distintos modos de lectura. De esta manera, el instrumental puede simular tener dos relojes tradicionales para indicar la velocidad y las RPM, o mostrar una vista más compleja que reunirá al mismo tiempo a una gran cantidad de cifras.
Si bien su uso no es complejo, su amplio abanico de opciones de personalización nos obligó a mirar un breve tutorial para sacarle su máximo provecho. Pero una vez que se supera el proceso de adaptación (en el que puede llegar a distraernos), este gadget se convierte en un diferencial único del Polo que resalta su categoría y se disfruta al momento de manejar. Nuestro combo favorito fue el que muestra al mapa del navegador entre el tacómetro y el velocímetro, ya que ofrece una lectura simple y más intuitiva del GPS que evita sacar la atención del frente.
Por otro lado, el LCD del equipo multimedia (que está apuntado hacia el conductor, incluye Android Auto y Car Play y también ostenta una impecable definición) nuclea a los controles de las asistencias a la conducción y nos ofrece completísimos apuntes sobre el consumo. El modo Think Blue Trainer, por ejemplo, califica el pilotaje en función de la eficiencia. Asimismo, este sistema entrega un audio de muy buena fidelidad y se ubica por encima de las toberas principales del climatizador (que se regula desde un display propio). Lamentablemente, su posición obligó a colocar a la baliza en un lugar incómodo y distante del piloto. Además, su porta celulares “Dockstation” resta visibilidad si se emplea para colocar un teléfono grande.
Tanto despliegue tecnológico, sin embargo, contrasta con algunos materiales de composición mejorable, que están lejos de la clase de un Golf. Aunque la calidad de los encastres y la terminación en general es muy buena, muchos plásticos son duros (como en la mayoría de los Segmento B) y de tacto algo rugoso. Por su precio y por tratarse de la alternativa “full” creemos también que este Polo podría incluir tapizado de cuero, ya que los únicos elementos forrados en este material son la selectora, el aro del volante y la palanca del freno de mano.
En las plazas traseras el espacio es correcto para la anatomía de dos pasajeros adultos, pero las salidas de aire posteriores y el túnel de transmisión le restarán comodidad al quinto ocupante. A pesar de que el techo de este modelo no es elevado (la visión delantera reducida de su parabrisas lanzado es similar a la de algunas “coupés de cuatro puertas”), los cojines de los asientos son bajos y ayudan a que nadie tenga problemas de altura. El volumen de su baúl es de 300 litros y su portón no cuenta con botón de apertura, por lo que se abre exclusivamente con el pulsador de la llave o desde el ubicado junto a la selectora de cambios. Su auxilio temporal se oculta por debajo de su alfombra.
Seguridad
Teniendo en cuenta a la gama completa, este apartado es uno de los puntos fuertes del coche y en donde ostenta una de sus ineludibles ventajas frente a sus rivales. Cuenta de serie con cuatro airbags (dos frontales y dos laterales para los ocupantes delanteros), ABS con EBD, sistema de frenado automático post-colisión, anclajes infantiles ISOFIX, control de estabilidad, control de tracción, asistencia al arranque en pendiente y luces diurnas de led ubicadas junto a sus faros antiniebla.
Asimismo, un ejemplar de este coche fue testeado por Latin NCAP y obtuvo la máxima calificación de cinco estrellas en sus pruebas de choque. Además, fue premiado por esta entidad con el Advanced Award por ofrecer una mayor protección para peatones en caso de atropello.
Motor y manejo
Este hatchback se traslada gracias al conocido 1.6 MSI de 110 CV y 155 Nm. de cupla a 4.000 RPM. Desde hace varios años, este impulsor se aplica también en el Gol, el Fox y la Suran, por lo que se trata de una mecánica rendidora y confiable.
Asociado a la probada transmisión automática Tiptronic de seis velocidades, este producto se muestra ágil debido a que ésta es bastante reactiva. Además, el Polo empuja bien desde la zona inferior del tacómetro y trepa de vueltas de forma pareja, pero con este aumento de revoluciones comienza a perder vigor y su falta de potencia se manifiesta en recuperaciones largas y aceleraciones muy progresivas. Aunque las cifras de su ficha técnica, tanto en consumo como en caballaje, exponen valores similares a los de muchos de sus competidores; un motor turbo y más moderno (como podría ser el 1.4 TSI del Golf o el económico 1.0 con el que se vende en Brasil) dejaría atrás a uno de los puntos más rezagados de su actual oferta, que afecta por igual a todo el Segmento B.
En su defensa, el modo manual de su caja es permisivo y nos deja llegar al corte de inyección de cada marcha sin subir los cambios, que pueden accionarse desde la palanca o las levas ubicadas por detrás de su completo volante (que también es utilizado en otros VW). Asimismo, su conjunto mecánico no transfiere vibraciones al interior y es silencioso al regular. Su encendido al apretar el botón de Start (los Highline cuentan con arranque sin llave y sensor de proximidad) apenas se percibe.
De forma contraria a la costumbre de Volkswagen, la puesta a punto de su suspensión también posee un carácter más citadino que rutero. Su andar urbano es suave y ameno, ya que neutraliza las imperfecciones de nuestras vías sin transmitir mayores incomodidades al habitáculo. En esta empresa también colabora el perfil de sus cubiertas, que está lejos de ser extremadamente bajo y absorbe irregularidades sin quejarse. Los voladizos tampoco generan problemas y no tocan en ninguna rampa o bocacalle por su despeje correcto.
Pero a pesar de estas características el Polo tampoco se muestra rolador en exceso ante maniobras exigentes (que siempre serán controladas por el ESP), y es placentero de manejar en ruta. La regulación en altura de su butaca entrega un recorrido sorprendente, y junto al doble ajuste de la dirección permite encontrar con facilidad la posición ideal para no cansarse ante largas horas de conducción. En su marcha a grandes velocidades solo puede reprocharse su poder inicial de frenado, que no es súper agresivo por la falta de discos traseros, y la rumorosidad de su motor en alta, que se percibe con notoriedad a pesar de la buena insonorización.
Por último, a la hora de estacionar también se agradece su equipamiento tecnológico; ya que a pesar de que la cámara trasera no proyecta la trayectoria con el giro del volante, ésta sí se representa en la pantalla central con el Park Pilot, que además nos indica dónde hay objetos que podemos llegar a golpear a través de sus sensores delanteros y traseros.
Conclusión
El Polo cuenta con dos grandes valores agregados frente a sus rivales, entre los que podemos nombrar al Fiat Argo, el Kia Rio, el Toyota Yaris, el Ford Fiesta o el Peugeot 208. Por un lado, este vehículo ofrece un completo listado de seguridad de serie que lo distingue en este aspecto. Y por otro, gracias a la ventaja que le brinda ser uno de los lanzamientos más recientes, sus versiones Highline plantan bandera en el segmento estrenando innovaciones propias de productos más grandes y costosos. Quedará en cada uno evaluar si conviene desprenderse de unos cuantos billetes extra para disfrutar de su tecnología de avanzada.
Precios
Volkswagen Polo 1.6 Trendline $351.978
Volkswagen Polo 1.6 Trendline AT $368.821
Volkswagen Polo 1.6 Comfortline $393.409
Volkswagen Polo 1.6 Comfort Plus AT $419.477
Volkswagen Polo 1.6 Highline $449.383
Volkswagen Polo 1.6 Highline AT $471.839
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