Los problemas laborales y familiares pueden rebalsar el vaso de la tolerancia en cualquier momento, sobre todo si nos encontramos al volante en medio de un embotellamiento o piquete; cómo bajar un cambio para sobrevivir a fin de año.
Estamos en octubre y posiblemente la carga de estrés, producto de diez meses arduos de trabajo, pueda influir en determinados comportamientos. El “estrés”, según la Real Academia Española, es la “tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”. Más allá de esta precisa definición, NSR dialogó con la Dr. Mirta Dall´Occhio, Licenciada en psicología y directora del Centro de Estudio del Estrés y la Ansiedad Hémera, para que explique de qué se trata esta aflicción y cómo puede perjudicar nuestra conducta al volante: “Es una respuesta natural del cuerpo que nos pide que nos adaptemos. Desde que nacemos, hasta que nos morimos, estamos en distintas situaciones estresantes, ya que estamos preparados para tolerarlo. El problema ocurre cuando hay distrés, es decir, el exceso de estrés. Esto sucede cuando una persona tiene más demandas de las que puede resolver, sobre las cuales el organismo no puede responder. Es allí cuando la persona se acelera, se sobre exige y empieza a consumir recursos para poder resolver las distintas situaciones y, por lo tanto, baja su rendimiento”.
Entrados en la problemática, es bueno saber cuáles son las causas: “Existen factores internos y externos. Los primeros corresponden a los ritmos metabólicos, cómo respeto mi sueño y la satisfacción de las necesidades sexuales y sociales. Las distintas variables de exigencia interna, combinadas con las externas, en el caso de la conducción puede ser el clima, manejar en una carretera complicada, o factores imprevistos como piquetes, va a exigir al cuerpo y consumirá sus recursos”.
¿Cómo detectamos si padecemos síntomas de estrés? “Las personas que lo sufren pierden muchas veces el registro “del otro” y están más enfocados en lo que ellos quieren y en sus objetivos. Si aquél que maneja está cansado, debe tener más margen de tiempo para maniobrar porque tendrá reacciones más lentas. En esta época del año tan cercana a las fiestas, los conductores suelen ser más peligrosos porque se instala la idea de “fin de algo”, por lo cual, hay que llegar o terminar determinadas cosas con inmediatez, como si se tratara del fin del mundo.
A modo de conclusión, la psicóloga comentó que “circular en las grandes ciudades en donde las personas no respetamos las normas de tránsito es muy estresante. Es diferente el tipo de respuesta adaptativa que se tiene cuando se anticipa lo que puede suceder. El factor sorpresa está todo el tiempo vigente por la mala educación vial que poseen tanto peatones, como quienes manejan”.
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