La marca italiana Pagani Automobili, que fue fundada en 1992, en Módena, por el argentino Horacio Pagani, acaba de presentar en la web (iban a lanzarse en el Salón de Ginebra, que se canceló por el coronavirus), sus últimas dos creaciones: Pagani Imola y Pagani Roadster BC.
Hay una clase de autos a los que se denomina superdeportivos o superautos, entre los que se destacan modelos de las marcas Ferrari, Lamborghini o Maserati (casualmente todas de la región Emilia-Romaña, como Pagani, y muy cerca unas de otras). Pero esas marcas, y otras muy poquitas más, también desarrollan y construyen unos autos aún superiores, de performance y precisión extrema, a los que se conoce como “hiperautos”, a esta categoría pertenecen los modelos Pagani.
Es probable que muchos sepan la historia de la marca Pagani, pero siempre vale la pena volverla a contar, porque nos llena de orgullos a los argentinos. Horacio Pagani nació en 1955 en Casilda, provincia de Santa Fe. Desde muy chico se apasionó por lo autos y el diseño. A los veintipico gana un concurso de diseño y el premio se lo otorga Oreste Berta, un ídolo y referente para él, con el que llega a entablar una amistad. Oreste, viendo las condiciones de creador de Pagani (a los 23 años ya había diseñado un monoposto para la Fórmula 2), le presenta a Juan Manuel Fangio y poco después, con una carta de recomendación del quíntuple, Horacio decide partir rumbo a Italia en busca de trabajo en alguna de las grandes marcas de deportivos, con el sueño de hacer “el auto más lindo del mundo”.
Al principio le costó, tuvo que trabajar de algunas otras cosas, pero al fin logró ingresar a Lamborghini. Creció pronto, y cuando en Lamborghini decidieron fabricar un automóvil combinando una carrocería metálica con materiales compuestos (como la fibra de carbono), le encargaron el desarrollo a Pagani. Esa fue la génesis de su empresa, porque a partir de allí Pagani se especializó en la investigación y desarrollo de los materiales compuestos. Tanto es así que pidió un préstamo en un banco para comprar una autoclave (una especie de gran horno que logra las condiciones de presión y temperatura para trabajar los materiales compuestos), y así nació, en 1991, Modena Desing, la primera empresa de Pagani, que era proveedora para muchas otras compañías, de piezas realizadas de materiales compuestos. Ya en 1992, cuando comienza con el desarrollo del prototipo de su primer hiperauto, nace Pagani Automobili, en la pequeña localidad de San Cesario sul Panaro, Módena. Ese primer auto iba a llamarse Fangio F1, pero luego decidió que se llamara Zonda (como nuestro viento cuyano), porque creyó que era demasiado pretencioso emparentarlo con el gran campeón de la F1. Muy pronto el Zonda, que se presentó por primera vez en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1999, se convirtió en uno de los deportivos más prestigiosos y buscados del mundo. Fueron apareciendo distintas versiones del Zonda hasta que, en 2011, nace su segunda gran creación: el Huayra (significa “viento”, en lengua quechua).
Hoy la fábrica Pagani Automobili emplea a 180 personas, entre ingenieros, diseñadores, operarios y administrativos, y produce unos 50 autos por año. Claro, la construcción es absolutamente artesanal, porque cada hiperauto de estas características requiere de una dedicación exclusiva. Un Pagani Huayra se vende por más de 2 millones de euros, pero los dos modelos que acaba de presentar Horacio Pagani en la web (en un italiano “argentinizado” con subtítulos en inglés) son algo más caros: el Pagani Roadster BC cuesta 3.1 millones de euros (más impuestos) y el Pagani Imola, 5 millones de euros (más impuestos). Del Roadster se van a construir 40 unidades y del Imola, solo 5. Y toda la producción siempre está vendida de antemano.
El Roadster BC lleva, detrás de los asientos (es un auto de solo dos plazas) y delante del eje trasero, un motor 6.0 litros V12 biturbo de origen Mercedes-AMG, con una potencia de 802 CV y un par motor máximo o torque de 1.050 Nm, desde 2.000 rpm. Esto en un auto que pesa apenas 1.250 kilogramos, gracias entre otras cosas a una nueva evolución del monocasco de carbono y titanio. De enviar la fuerza de ese 12 cilindros biturbo al tren trasero se encarga una transmisión manual robotizada Xtrac de siete velocidades.
Es interesante destacar que la división AMG de Mercedes-Benz, la que se ocupa, por ejemplo, del desarrollo de los motores de Fórmula 1 del actual equipo campeón, tiene una sub-división exclusiva, de entre 50 y 70 personas, para la construcción de los motores Pagani.
Y la “bestia máxima”, el Pagani más potente que se haya construido hasta hoy, es el Imola. El autódromo Enzo y Dino Ferrari de la ciudad de Imola sirvió para la puesta a punto final de este nuevo Pagani. Se cubrieron 16.000 kilómetros de pruebas con el auto en ese trazado, a velocidad de carrera, lo que representa cinco veces el recorrido de las 24 Horas de Le Mans.
El Imola es un hypercar homologado para circular por la calle, pero tiene características de un auto de carrera. El propio Horacio Pagani lo define como un auto no muy elegante, pero preparado aerodinámicamente (con spoilers y alerones) para ser estable y seguro a altas velocidades. Incluso el sistema aerodinámico es activo y hasta logra un frenado aerodinámico. Su motor es el mismo que el del Roadster BC, pero trabajado hasta el más mínimo detalle para poder elevar su potencia a 838 CV y su torque a 1.100 Nm. El Imola también es sumamante liviano (1.246 kilos), gracias a su carrocería de materiales compuestos. Y hasta la pintura fue perfeccionada para aminorar el peso del vehículo. No se dieron a conocer aún las cifras de performance, pero es sabido que los Pagani siempre se encargan de batir récords. Son obras de arte mecánicas, sumamente tecnológicas y precisas.