Su nombre y porte remiten al temible Velociraptor prehistórico; su lujo y tecnología, a un vehículo del futuro. Solo con verla se sabe que fue pensada para Estados Unidos. Imagínense semejante mole en las callecitas de cualquier ciudad europea. Está fuera de escala.
Mide casi 6 metros de largo, 2 de alto y, con los espejos, 2,46 metros de ancho. Además, tiene un motor de 456 caballos de potencia y un torque de 691 Nm. Es decir, podemos acelerar a fondo y voltear una medianera. Así que lo primero que uno piensa es ¿cómo voy a poder dominar a esta bestia?
Pero la tecnología lo puede todo. Más allá de la incomodidad para estacionarla o hacerla caber en alguna cochera, se maneja con la facilidad de cualquier auto compacto. Es ágil, maniobrable y tiene un confort de marcha excepcional. Además, las butacas calefaccionables y refrigerables, el equipo de audio Bang&Olufsen de primerísima calidad, el perfecto hermetismo del habitáculo y el techo panorámico (con la parte delantera corrediza eléctrica) nos hace pensar que viajamos en un lujoso sedán de alta gama más que una pickup.
Es que, en realidad, es un vehículo de alta gama. Y su precio así lo refleja. Cuesta 87.000 dólares (claro que al cambio oficial, así que aquel que cuente con billetes verdes la puede comprar con muchos menos dólares). Es lo que en Estados Unidos se conoce como “Muscle Truck”. Ford sabe y mucho de “Muscle Cars” (el Mustang es el más reconocido de todos), y con esta pickup nos muestra que un vehículo que nació para el trabajo también puede convertirse en un musculoso superdeportivo.
La Serie F de Ford es la pickup más vendida del mundo. Y lleva más de 40 años siendo el vehículo más vendido de EE.UU. Por supuesto que tiene versiones para el trabajo, pero esta no es para eso. La F-150 Raptor es “de carrera”. Podríamos usarla así como está, sin preparación alguna, para correr un rally Dakar. Además del poder de su motor, sus suspensiones son de competición, y podríamos saltar montículos y pasar sobre enormes pozos durante años, que no se va a romper. Está preparada para eso. La ficha técnica también nos muestra que es un vehículo deportivo y no una pickup de trabajo: declara una capacidad de carga de 559 kilos (una Ford Ranger convencional puede cargar 1.000 kilos); es decir, esta F-150 raptor está hecha para correr en off road, no para hacer fletes.
La tecnología también nos otorga seguridad. Con este motor 3.5 V6 bi-turbo es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 7 segundos (la velocidad máxima está limitada electrónicamente a 175 km/h), pero los controles electrónicos de tracción y estabilidad (hasta la estabilidad del tráiler si es que lleváramos), la capacidad de los frenos, la opción para optar por diversos modos de conducción según el tipo de manejo o terreno, las variantes de tracción (4×2 o tracción trasera, tracción integral de acople automático, 4×4 de alta, 4×4 de baja y 4×4 de baja con bloqueo de diferencial trasero) y las asistencias a la conducción (control de velocidad crucero adaptativo y frenado autónomo de emergencia como los más destacables) contribuyen al control de su poderío.
Por fuera es imponente, por su tamaño y estilo. Pero por dentro también es sorprendente. Además de por el lujo que antes referimos, por su vastedad. Fue gracioso el modo en que el encargado de prensa de Ford Argentina lo describió cuando pasé a retirar la Raptor por la fábrica: “atrás, es otro código postal”. Y es cierto, los asientos traseros están tan lejos de los delanteros que, si los replegamos, en la parte trasera del habitáculo nos queda un espacio de carga como en un furgón. Sí, es un vehículo de “otras” proporciones.
El consumo del motor V6 bi-turbo de 3.5 litros de cilindrada merece un párrafo aparte. Si se te ocurre usarlo a pleno, en un campo privado, por ejemplo, o en una pista off road donde haya seguridad para desplegar todo el potencial de esta “bestia”, es fácil gastar unos 30 litros de combustible cada 100 kilómetros. O, puesto de otro modo, rinde unos 3,3 kilómetros por litro. Eso es mucho, pero tiene un tanque de 136 litros, así que podés “jugar” un rato largo. Eso sí, después llenar ese tanque, con la nafta premium cerca de 66 pesos por litro, te va a costar unas “9 lucas”. Pero si a la Raptor la manejamos como seres “racionales”, a 120 km/h podemos viajar en ruta, en décima (otro alarde de tecnología, caja automática-secuencial, con levas al volante, de 10 marchas), con el motor a apenas 1.800 rpm, y así consume unos 13 litros cada 100. Normal. En ciudad, apenas “peinando” el acelerador, logré un consumo (así me marcó la computadora de a bordo) promedio de 16 litros cada 100.