El marco del G-20, con el desfile de los principales presidentes mundiales despertó la curiosidad por saber que gustos tienen a la hora de elegir un vehículo para transportarse. En los automóviles que seleccionan durante su mandato no solo reflejan la imagen que desean mostrar, ya sea lujo o poder si no que también exponen las tradiciones de sus regiones.
Donald Trump, Presidente de Estados Unidos se moviliza con el Cadillac One denominado La Bestia. La limusina es fabricada y vendida por la empresa General Motors, propietarios de la marca de automóviles de lujo estadounidense.
La carrocería, o aquella parte del vehículo en la que reposan los pasajeros o la carga, tiene un grosor de 20 centímetros y está elaborada con aleación de aluminio, cerámica, titanio y acero para resistir explosiones y balas. Por su parte, los espejos blindados tienen un grosor de 12 centímetros.
Emannuel Macron, el flamante mandatario francés se traslada en un DS7 Crossback. Esta nueva SUV de la marca de lujo francesa DS que lleva el nuevo sistema de suspensión «Active Scan» para lograr un óptimo confort de marcha. Además, el modelo está equipado con la última tecnología de seguridad y tecnología autónoma.
En Italia el automóvil presidencial es un Lancia Flaminia 335. El vehículo clásico del presidente italiano fue construido en 1961 y ha cargado a pasajeros célebres como la Reina Isabel II del Reino Unido y al presidente estadounidense John F. Kennedy.
Por último el presidente de Holanda, Mark Rutte no es muy fanático de los autos y si presta mucha atención a mantenerse saludable. Por estas razones eligió trasladarse en bicicleta. Sin dudas un personaje muy alejado de los motores.
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