Anticipando el futuro

El Tesla Model S es uno de los autos más avanzados de la actualidad. Es eléctrico, posee una performance y autonomía destacable y ahora también un piloto automático… pero cuidado, aún hay que estar muy atento al camino.

Hace unos días, al cumplirse la fecha en la que los protagonistas de Volver al futuro todos pensamos en las coincidencias que se dieron o no con la película a lo largo de estos años… continuando con el tema, pero ya dejando de lado la ficción, hoy vamos a hablar de un auto que es muy real, un adelantado a su tiempo y que nos puede mostrar hasta dónde fue capaz de llegar la tecnología hasta el momento.

Posiblemente muchos hayan escuchado hablar de él: es el auto deportivo eléctrico más avanzado y con mayor autonomía en el mundo. Sus distintas versiones desarrollan entre 302 y 772 CV de potencia, que le permiten acelerar de 0 a 100 en apenas 3 segundos en el caso del P90D. Parte de su fama se debe a los numerosos videos que circulan en la web en los que se ve al Model S humillando en aceleración a varias Ferrari, Porsche y cuanto rival se le plante. Además de su gran performance, las baterías que utiliza le permiten recorrer alrededor de 520 kilómetros sin recargar. Su interior es bastante futurista, con una enorme pantalla de 17 pulgadas en lugar de la consola central. Además, ofrece un amplio espacio para siete pasajeros, en filas de 2+3+2. Asimismo el exterior luce moderno, pero a diferencia de muchos otros autos eléctricos, no parece un prototipo, sino un elegante sedán con un innegable aire inglés.

En otra nota lo describiremos más en detalle, pero hoy vamos a conocer otra de sus innovaciones: el Tesla Model S es el primero en incorporar un “piloto automático”, que puede guiar el auto por la ruta prácticamente sin intervención del conductor. Es el primer paso hacia una futura conducción autónoma y obviamente, todavía quedan detalles por mejorar. Por eso todavía se recomienda que el conductor esté atento ante alguna eventualidad. En estos dos videos se ven dos ejemplos distintos entre sí.

En el primero, quien conduce simplemente deja que el auto tome las curvas, acelere y frene por sí solo. Apenas tiene que hacer algunas correcciones cuando el camino no tiene líneas muy marcadas, que son las que utilizan los sensores para mantener la trayectoria del vehículo.

En el otro, todo lo contrario: el conductor utilizó el Autopilot mientras el sistema le indicaba que no lo haga (se escucha una fuerte alarma proveniente del tablero de instrumentos), por lo que casi provoca un accidente.

Dos ejemplos del importantísimo avance de la tecnología aplicada al automóvil y a la conducción, pero que muestran que todavía quedan varios puntos por mejorar… y no hay dudas de que Tesla lo hará, marcando una vez más el camino hacia un futuro cada vez más automatizado e inteligente.

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