Ford confirmó el inicio de la producción del B-Max, su nuevo monovolumen compacto, en su planta de Craiova, Rumania, que demandó una inversión continuada de 675 millones de euros.
La jugada de la marca del óvalo busca reforzar su participación dentro de la tendencia europea de achicar dimensiones y optimizar la eficiencia: de acuerdo a los datos que maneja la casa norteamericana, el 40% de los usuarios de vehículos grandes en el viejo continente tiene intenciones de cambiar hacia un automóvil más pequeño y amigable para la vida urbana, aunque sin que ello signifique una pérdida de calidad de vida en cuanto al uso del espacio.
En ese sentido, el B-Max se plantea como un vehículo que responde a la perfección con esa premisa. Permitirá transportar bultos de hasta 2,3 metros de largo, y a su interior se accede mediante el sistema Easy Access lateral. En materia de consumo, desde la automotriz prometen exprimir al máximo cada litro de combustible, al tiempo que la nueva propuesta también estará equipada con tecnología de última generación, como el sistema de infoentretenimiento Sync, desarrollado por Microsoft especialmente para la marca.
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