En pleno auge de las pick ups y los SUV, Fiat creó un vehículo que combina lo mejor de estos dos mundos, pero con estilo propio. Motor turbodiésel de 170 CV, caja automática de 9 marchas y una amplísima dotación de equipamiento a $535.900. Luego de su presentación en junio pasado, llegó el turno de evaluarla punto por punto.
La llegada de la Toro fue uno de los lanzamientos del año. No sólo por su importancia para la marca, sino porque, junto con la Duster Oroch –su principal rival- abrió las puertas de un nuevo segmento al que varias terminales ya miran de reojo.
Combinar el espacio interior y el equipamiento propios de un SUV con la versatilidad y robustez de una pick up es la fórmula que las vio nacer, aprovechando la brecha que existía entre las camionetas chicas (como la Saveiro o la Strada) y las medianas (Amarok, Hilux, etc.). Si le sumamos la gran demanda que tienen en el país –y la región- este tipo de vehículos y una variada oferta de versiones/precios, su éxito está prácticamente asegurado.
Luego de repasar el contexto que dio origen a las pick ups intermedias, analizamos en detalle las virtudes y defectos de esta Toro Volcano AT9 que pasó por nuestras manos durante una semana.
Diseño:
Surgida como uno de los primeros productos de la alianza entre Fiat y Chrysler (FCA), la Toro ejemplifica cómo -partiendo de una misma base- se puede crear toda una gama de vehículos con distinto carácter y personalidad, pero que comparten numerosos componentes. La plataforma es del Renegade (a su vez, hermano del Fiat 500X), sobre la que también se desarrolló el nuevo Compass que presentamos en la edición anterior.
Inspirados en el Concept FCC4 (que se exhibió en el Salón de Buenos Aires), los diseñadores se jugaron por una estética distinta a lo convencional, que luce casi futurista al lado de camionetas más conservadoras, logrando una figura atractiva y sobre todo original. La trompa es lo más llamativo de la pick up y lo que le da esa personalidad inconfundible: los faros están divididos en tres escalones, el superior, que integra las luces de circulación diurna de Led con un aplique cromado y el logo de Fiat en el medio; el central, con los faros principales y la parrilla; y el inferior, que incorpora las luces antiniebla.
El perfil muestra líneas bien marcadas, cintura alta y ascendente, con el detalle que delata su origen SUV y la aleja del resto de las pick ups: al ser autoportante, no posee separación entre la cabina y la caja de carga. Por su parte, los apliques negros y las barras de techo recuerdan en cierta forma a la Strada Adventure.
De atrás, otra de las particularidades de la Toro: el portón. No se abre hacia abajo como en las camionetas convencionales, sino en dos mitades tipo furgón. Una solución interesante, aunque habría que ver si para determinados trabajos (como cargar y descargar pallets) resulta realmente funcional. Las paredes y el piso de la caja poseen un protector plástico y una lona marítima que lo recubre. Ésta última es fácil de manipular y enrollar, aunque para liberar completamente el área de carga hay que extraer dos travesaños que evitan que dicha lona se embolse en el centro.
Interior y equipamiento:
La primera sensación que se tiene al subir a esta pick up es de cierta sorpresa, ya que estéticamente es distinta a lo que Fiat nos tenía acostumbrados. Si encontramos algún aire al Renegade no estaremos equivocados, ya que “toma prestado” varios de los comandos y el instrumental del modelo de Jeep. Y esto es un gran punto a favor, ya que la calidad de materiales y terminaciones es destacable. Plásticos duros, pero de agradable tacto, sin detalles ni ruidos de ensamblado. En el centro de la escena, la pantalla táctil de 5 pulgadas del sistema multimedia Uconnect, con navegador y cámara de retroceso. Por debajo, teclas varias: para “desconectar” (no lo hace por completo) el ESP, las balizas y el control de descenso y los mandos del climatizador automático bizona. Delante de la selectora, la perilla para seleccionar el modo de tracción y una ficha USB/Aux. Volviendo al instrumental, entre medio del velocímetro y tacómetro (ambos analógicos), un generoso display de 7 pulgadas con una infinidad de funciones e información (desde datos del viaje, presión de los neumáticos hasta la temperatura del aceite o la carga de la batería, por nombrar sólo algunos).
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