Quien sea habitué de las transmisiones de «la máxima» sabrá reconocer su rostro. Charlie Whiting, el famoso director de carreras de la Fórmula 1 y largador oficial de sus competencias, falleció ayer por la noche en Australia a causa de una embolia pulmonar, según informó la FIA.
El inglés tenía 66 años y se desempeñaba en el cargo desde 1997. No obstante, su relacionamiento con la categoría comenzó en 1977, cuando fue contratado como mecánico por el equipo Hesketh. Tiempo después pasaría a trabajar en Brabham, la escuadra de Bernie Ecclestone, donde llegaría a ser jefe de mecánicos.
Su relación con el controvertido mandamás lo llevó a asumir en 1988 como Delegado Técnico, puesto que llevó adelante por nueve años antes de tomar las tareas que desenvolvía hasta la actualidad. Pero vale destacar que, además de encargarse de temas estrictamente deportivos, Whiting también llevaba a cabo importantes labores de seguridad y su período será recordado por grandes avances que salvaron una notable cantidad de vidas. Desarrollos como la célula de supervivencia, el cockpit de bordes elevados o el polémico -pero efectivo- Halo fueron implementados durante su mandato, en el que también se encargaba de aprobar los circuitos para los grandes premios. Por dicho motivo arribó en 2017 a la Ciudad de Buenos Aires, con el objetivo de presentar los cambios que debería recibir el Autódromo Oscar y Juan Gálvez para ser sede del campeonato.
A pocas horas del inicio de la temporada en Melbourne, el circo itinerante de la Fórmula 1 despide a una de las figuras más influyentes de sus últimas décadas, de talla equivalente al recordado Sid Watkins, Max Mosley o el propio Ecclestone. Pero como el show debe continuar (¡inmediatamente!), la FIA no se demoró en nombrar a su reemplazante interino. Su legado, sin embargo, será difícil de igualar.
Por Gonzalo Di Gregorio