La marca alemana inició la comercialización de su deportivo más prestacional. Con un V8 de doble turbo y 510 CV puede acelerar de 0 a 100 km/h en tan sólo 3.8 segundos. Su precio es igual de impresionante que su performance: 560.000 dólares.
Es el Safety Car de la Fórmula 1 y fue una de las estrellas del Salón de Buenos Aires. No es tan radical como el SLR o SLS pero no deja de ser un deportivo con todas las letras y para tener en cuenta. La prensa lo bautizó como el “Anti 911” y por fin llegó: el Mercedes AMG GT.
Claro que no es para cualquiera, como todo super auto, es un privilegio para pocos. Aún así vale la pena conocer sus detalles: el diseño continúa con ciertas reminiscencias a las legendarias flechas de plata y al 300 SL, como el largo capot y la gran toma de aire enmarcada por el logo de la marca, pero ya sin las puertas tipo alas de gaviota y un estilo mucho más convencional. Los faros son similares a la nueva generación de Mercedes-Benz con detalles en led.
El interior es un poco más original que en el resto de la gama, con muchas superficies circulares como las 4 salidas de ventilación centrales o los botones que se encuentran a ambos lados del selector del sistema multimedia. Cuenta además con apliques en aluminio y fibra de carbono.
Pero lo más importante en un AMG se encuentra debajo del capot y en este GT –específicamente en la versión S– hay un V8 de 4.0 litros biturbo, que entrega una potencia de 510 CV. Con este impulsor, logra una performance de 310 km/h de velocidad máxima y acelera de 0 a 100 en 3.8 segundos.
El precio es casi una anécdota: 560.000 dólares, al que se le pueden sumar otros U$S 30.000 si se lo equipa con el Chrome o Carbon Package, accesorios que le dan una terminación cromada o en fibra de carbono.
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